domingo, 20 de noviembre de 2011

La Creación

Señor Dios de los cielos ,
autor del universo ,
quita al hombre sus velos
y que te cante en verso.
En todo lo que hiciste
con grata devoción ,
se escribe en cada cosa:
bendita creación .
Tú hiciste las estrellas
allá en el firmamento ,
también las rosas bellas ,
movidas por el viento .
La blanca mariposa
que con su vuelo incierto ,
cruzando va los montes ,
los bosques y el desierto.
Tu nombre en el espacio
lo escriben los cometas ,
con cifra misteriosa
que el hombre no leyó .
Por eso en este día ,
de inspiración inmensa ,
con alma de poeta
tu nombre escribo yo .
Por :
Ramón Calderón Cortez .

domingo, 19 de septiembre de 2010

Aquella Tarde Triste

Yo subí a la colina aquella tarde
Caminaba y caminaba como un vagabundo,
Deseaba contemplar de allá arriba al mundo
Y huir de los problemas, como débil y cobarde.

Mas, hallándome en la sima, solitario,
Apartado del camino, yo, inocente,
Escuché que venía mucha gente,
Y miré que agitaban un sudario.

Yo curioso, acerqueme a la vereda,
Para ver *que la bulla encaminaba?,
Era un hombre, que la turba maltrataba,
Y atado de manos sin pena lo arrastraban.

Le empujaban, pateaban y escupían,
La sangre brotaba por sus sienes,
Y entre tanto al pobre hombre maldecían,
Pero no hubo quejas, ofensas ni lamentos.

Ya no pude aquel cuadro seguir viendo,
Y cubriéndome la faz salí corriendo,
Escondime en la maleza muy adentro,
Pues me dio mucho aquel encuentro.

Solo oía los gritos de la gente,
¡Hay que matarle! decían, ¡es indigno!,
¡Es insolente!; gritaban otros ¡No le dejen!
Y seguían pegándole en la frente.

La turba se corría calle abajo,
Y todo quedó triste y en silencio
Mas no tuve valor para acercarme,
Solo tuve una lucha de conciencia;

Y yo, quedé escondido aquella tarde,
Pensé, no tengo nada que ofrecerle,
No tengo ropa buena que ponerle
Ni pude defenderle ¡qué cobarde!

Oí hablar muy suavemente a dos personas,
Que acertaban a pasar por el sendero,
Y dijeron parecía un prisionero
Y que estaba totalmente muerto.

Es el Cristo, gritaron de repente,
Han matado al que amaba mucha gente,
Al que vino a salvarnos inocente,
Pero ya no hay esperanza, le mataron.

Y yo también lloraba con la gente,
Me sentía perdido y sin consuelo,
Yo bajé aquella tarde de la sima,
Juntas las manos y baja la frente.

Mas al tercer día vi la gloria,
Pues oí de Jesús resucitado
Y entonces recordé la historia,
Y grité, ¡Jesucristo me ha salvado!

¡Qué vergüenza sentí Dios santo!
Si no había la profecía escudriñado,
Ni sabía que estaba profetizado,
Ni sabía que el amor de Dios por mí era tanto.

Ya no tengo porque seguir pecando,
Ni vivir entre dos leyes claudicando,
Solo quiero vivir con Jesucristo,
Y sus santos mandamientos guardando.

Autor: Ramón Calderón Cortez

martes, 7 de septiembre de 2010

Las Bellas Historias de la Biblia



Cuando estaba pequeño, una de las cosas que más me gustaban era el culto que mi madre nos hacía antes de acostarnos a mis hermanos y a mí. Parte de ese culto era en algunas ocasiones la lectura de Las Bellas Historias de la Biblia que mi padre había conseguido con tanto sacrificio. Recuerdo que para ese entonces, cuando estube más grande y conocía el precio del dinero el conjunto de 10 tomos llegó a costar más de $400.00. Por supuesto este valiosísimo juego de libros vale mucho más que eso. Cada una de sus páginas, ilustradas y contadas de una manera tan amigable de parte de Arthur S. Maxwell contiene cerca de 400 historias de la Palabra de Dios.
Hoy usted puede beneficiar a sus hijos por menos de la mitad del precio de antaño. Visite hoy http://www.autumnleavesbooks.org/ y adquiera un material que beneficiará a su hijo o hija por la eternidad.